jueves, 5 de septiembre de 2013

Redams: capítulo 5

Acabo de salir de la casa de Britanny y ya está anocheciendo. Todas las calles están iluminadas por las farolas y hay un silencio sepulcral, no se escucha nada de nada. Voy bajando la calle mayor para llegar al paseo marítimo y volver a mi casa cuando me detengo a contemplar el atardecer, como se oculta el sol por el mar es precioso, lo mejor de este pueblo.

Estoy entrando por la puerta de mi casa cuando mis padres me llaman para ir a cenar. Se olía a tortilla de patatas recién hecha y me encanta. Antes de sentarme en la mesa voy al lavabo a lavarme las manos y me miro en el espejo. Parecía un zombi literalmente, ese golpe ha afectado a mi físico. Estoy pálido como la horchata y mis ojos azules celestes estaban caídos y sin brillo, las vendas me tapan mi pelo castaño con mechones rubios. Al abrir el grifo el agua empieza a salir normal pero cuando puse las manos en ella el agua empezó a hacerse más densa  y más densa, el agua empezó a flotar por todo el baño en forma de cilindro y viendo que no paraba cierro el grifo aunque aun así el agua seguía igual. Salgo del baño para decírselo a mis padres pero al pasar la puerta toda el agua cae al suelo, paso enfrente de mis padres y les saludo, cojo la fregona y voy al baño a recoger el agua. Cuando termino de hacerlo mis padres ya han terminado de cenar y están en el salón descansando. Me siento a cenar y en efecto la comida de esta noche es tortilla de patatas, estoy intentado no pensar en lo que ha ocurrido en el baño y cojo la botella de agua para echarme agua en el vaso pero de nuevo empieza a salir agua densa de la botella y viendo que caía en el vaso cierro la botella y me alejo de la mesa cayendo el agua en el vaso. Fuera lo que fuera lo que está pasando el culpable de que el agua cogiera esa forma era yo y solo yo. Ceno rápido, recojo los platos y me voy con mis padres para pasar un rato con ellos. Mis padres no saben nada del golpe y se me había olvidado decírselo así que me espera una bronca muy grande.

- ¡Hijo que te has hecho en la cabeza! ¿Es grave?- dice mi padre.
- Estoy bien, es que me he caído en educación física y la enfermera ha dicho que esto era lo mejor- digo yo.
- Pero eso no puede ser verdad te llevaremos al médico para estar más seguro- dice mi madre.
- De verdad que no hace falta me encuentro bien- digo yo.
- Hijo haremos lo que tú nos digas pero si te encuentras mal dínoslo que te llevamos al médico- dice mi madre.
- Sí claro yo os lo digo. Mama, papa nunca me habéis hablado de cómo me adoptasteis- digo yo cambiando de tema.
- Que importa eso ahora, tú eres nuestro hijo y nosotros tus padres- dice mi padre.
- Lo sé papa pero quiero saber de dónde procedo, como es mi familia de sangre, cosas así- digo yo
- Hijo siento decirte esto pero es que nosotros no podemos ayudarte no lo sabemos de verdad- dice mi madre.

Me levanto del sofá mientras que les contesto con desgana:

- Muchas gracias padres, me voy a la cama que ya es tarde.

Subo las escaleras rápido y fuerte para que mis padres sepan que me ido a la cama, abro la puerta de mi habitación y la cierro de un portazo. Bajo las escaleras cuidadosamente y me detengo en el primer escalón, asomo mi cabeza un poco y oigo hablar a mis padres sobre mi pasado.

- Como le vamos a decir a Nathan de donde procede si ni siquiera lo sabemos nosotros- dice mi madre.
- Además el lugar donde lo encontramos no es muy normal- dice mi padre.
- Solo queremos que no sufra por sus antepasados- dice mi madre.

A que se referían mis padres cuando han dicho “el lugar donde me encontraron”, solo deseaba seguir escuchando pero no fue el caso mis padres se quedaron en silencio y siguieron viendo la televisión. Subo las escaleras abro la puerta con cuidado y me meto en la cama deseando que este día se aleje.
A la mañana siguiente suena el despertador me despierto rápido y voy al baño para ver cómo va mi herida. Me quito las vendas des enrollándolas de la cabeza y me tengo que poner de lado para poder verla.

- Esto no está ocurriendo, la herida casi ha desaparecido. ¡Cómo puede ser!- digo yo eufórico.

La herida no se nota y ya no me duela la cabeza. Abro el armario de la habitación y cojo lo primero que pillo: unos vaqueros cortos y una camiseta de Billabong azul. Me visto y hago la cama. Bajo a la cocina y desayuno, saludo de forma natural a mis padres cuando bajan las escaleras para desayunar, agarro mi mochila y salgo de la casa.

Cuando cierro la puerta de mi casa veo a Britanny esperando en la puerta de afuera de mi casa. Estaba preciosa a pesar de haberse levantado hace poco y su pelo brillaba gracias a los rayos de luz de la mañana.

- ¡Buenos días princesa! Jajaja- le saludo yo entre risas.
- No te rías de mí por ser rica que yo nunca lo he querido- dice ella.

Me mira de re ojo pero no aguanta la risa y empezamos a reírnos a la vez.

- ¿Qué haces aquí Britanny?- pregunto yo.
- Ya te has olvidado de lo que te dije ayer, te dije que no me iba a separar de ti hasta que te pusieras bien- contesta ella.
- Se me había olvidado ya perdona- digo yo.
- Que memoria tienes de verdad- dice ella. Mientras le guiño un ojo.

Comenzamos a andar hacia el instituto por el paseo marítimo y seguimos hablando:

- Seguramente te has fijado en que ya no llevo las vendas y la razón es que ya no tengo herida solo unas marcas pequeñas que ni se notan- le digo yo.
- Si me había fijado pero nunca habría pensado esa razón- dice mientras se mueve detrás de mí y se fija en la herida- es cierto ya no existe ¿cómo puede ser?- me pregunta intrigada.
- No lo sé la verdad, se lo mismo que tu. Me he levantado con la herida curada- digo yo.

Llegamos al instituto y entramos a nuestra primera clase y no se podía empezar peor que con Filosofía. No me gustaba nada esa asignatura ya sea por la materia o por el horario en la que lo damos. Me siento en la mesa cerca de la ventana y me quedo mirando el amanecer del sol que empieza a asomar del mar. Eran unas vistas tan maravillosas que solo he podido quedarme mirándolo. Empieza a sonar una alarma, primero da un silbido, segundo silbido y otro más cuando todo el mundo comienza a levantarse y a ponerse en fila. Britanny se acerca a mí y me dice que me levante que es un simulacro de incendio.

- Nunca he leído los panfletos que nos dan a comenzar el insti por eso ni sabía que iba a pasar esto- pienso yo.

A continuación le tocaba salir a nuestra fila pero el instituto parecía un caos así que salimos cuando podemos. Britanny y yo vamos juntos en la fila para no perdernos pero con todo el caos que hay en el patio la pierdo de vista y solo veo cabezas. Parece que distingo unas californianas rubias y me acerco a ella pero me he equivocado de persona, comienzo a sentir una ráfaga de aire en mis pies y me asusto. Comienzo a correr hacia el exterior del patio y recuerdo la piscina climatizada, seguro que no hay nadie y en efecto no me equivocaba ninguno de los alumnos había llegado hasta allí. De nuevo empiezo a sentir una fuerte ráfaga de aire pero esta vez no es hacia mi si no hacia la puerta de la piscina que hace que se habrá de par en par. Me acerco para cerrar las puertas pero algo me empuja hacia adelante y me quedo totalmente inmóvil por lo que estoy viendo. Todo el suelo está manchado y sobre la piscina hay unas letras hechas con hojas en las que pone “Eres un elegido”. Britanny entra por la puerta de la piscina hablando como si estuviera buscando algo.

- ¡Nathan! ¡Estás bien! Te he visto de camino a la piscina y te he seguido- dice ella. Espero unos segundos para oír la respuesta pero nunca la recibió. Al ver que no digo nada se acerca a mi lado y se queda alucinando viendo lo que está escrito en la piscina. ¡Nathan que mierda es esto, porque te ponen esto en una piscina!- grita ella.
- No lo sé- respondo yo dudoso.