Empiezo a notar palmadas por todo mi cuerpo y sensación de
apretones en los brazos. Mis oídos comienzan a oír gritos y mis ojos empiezan a
parpadear, cuando tengo la vista borrosa puedo ver a mi profesor de natación que
está asustado y a todos mis compañeros alrededor mirando perplejos. Me remolca rápido
y ahí es cuando noto un fuerte dolor en la nuca, me toco la nuca con la mano y noto sangre entre mis dedos.
- Estoy sangrando- pienso yo.
Entramos a la enfermería del instituto y mi profesor me
tumba en la cama. Antes de dormirme de nuevo puedo escuchar a la enfermera y a
mi profesor hablando de lo ocurrido y que consecuencias tendría el golpe en mi
cabeza.
- ¿Qué le ha ocurrido?- pregunta la enfermera.
- No lo sabemos, estábamos esperándole en la piscina para
empezar la clase y uno de los chicos ha tenido que ir al baño y lo ha visto
tirado en el suelo inconsciente. Me ha llamado y lo he visto ahí tirado con
agua por todas partes, las duchas echando agua y todos los retretes rotos y una
mancha de sangre a su alrededor. ¿Se pondrá bien?- pregunta mi profesor.
La enfermera se pone unos guantes y me toca en la zona
afectada, empieza a apretar un poco y a palparlo cuando responde al profesor:
- Sí, por suerte no ha afectado a su sistema nervioso. Solo se
ha roto unas arterias cerca de la nuca- responde la enfermera.
Empiezo a golpear la cama con mis brazos, tengo una
pesadilla con la chica que se cuela en mis sueños constantemente. Se aproxima
hacia mí con su mirada vacía y sus ojos verdes, tiene su pelo encrespado y
castaño, noto que estoy atado a una silla y no puedo moverme cuando ella saca
una navaja y me la pone en el cuello, acerca sus labios a los míos y me
despierto. Estoy congelado y me cuesta moverme, todavía noto las cuerdas de la
silla. Me toco la nuca y tengo puestas unas vendas que me aprietan la cabeza. Me
pongo de pie y estoy mareado, me apoyo en la pared y empieza a cesar. Salgo por
la puerta de la enfermería y entra la enfermera a la vez. Nos chocamos y puedo
sentir algo raro dentro de ella, como un aura extraña. Me dice que me vuelva a
acostar que necesito descansar pero yo no le hago caso y salgo por la puerta
sin mirarle a la cara.
De camino a casa voy pensando todo lo que me ha pasado desde
que empezó el instituto y me ha ocurrido de todo: una persona flotando en el
mar, ráfagas de aire asesinas, desmayos, una chica especial y otra misteriosa,
he visto como se ha roto un baño sin ningún motivo, me ha sangrado la cabeza
pero no me ha pasado nada y por ultimo esos extraños sueños con esa chica de
ojos verdes. Mientras que voy sumido en mis pensamientos aparece Britanny por detrás
y se asusta cuando me las vendas de la cara.
- ¡Nathan, madre mía! ¡¿Estás bien?! ¡Me habían dicho que te habías
caído pero no que te habías rota la
cabeza!- grita ella.
- Estoy bien, no me ves, estoy andando- digo yo.
- Como vas a estar bien si tienes vendas en la cabeza. A partir
de hoy te voy a acompañar hasta que te pongas bien. ¿Te apetece venir a mi casa
parar ayudarte con los deberes?- dice ella.
- Claro, así me ayudas con los deberes atrasados- contesto yo.
Cuando llegamos al portal de su casa me quede flipando por
lo grande que era. La casa de Britanny era la mansión de Soulwater. Esta mansión
pertenece a un abogado famoso y por lo que había oído son los más ricos del
pueblo.
- No te preocupes, mis padres no están. Están en Nueva York en
un juicio importante. Subiremos a mi habitación para hacer los deberes- dice
ella.
Al entrar al recibidor de su casa me quedo totalmente
paralizado por esas grandes escaleras de en sueño que suben a las habitaciones.
Un salón majestuoso con sus sofás de terciopelo, su piano y su chimenea
antigua. No puedo ver la cocina desde el recibidor, me pongo a mirar a los
alrededores pero ella me dice que suba las escaleras. Cuando subo arriba veo un
gran pasillo que no tiene fin, menos mal que su habitación es la segunda a la
derecha. Al entrar a su habitación me quedo flipando, su habitación era normal
y corriente sin nada de lujo, con su cama, su armario y su escritorio pero nada
parecido al resto de esa casa, parecía otra casa distinta.
- Cuando uno de mis amigos entra a esta casa se queda con la
misma cara que tu de alucinación hasta que entran a esta habitación y les
recuerda a su casa. Siéntate al lado mío y empecemos- dice ella.
- Es que nunca me
hubiera imaginado que vivías en esta casa- digo yo mientras me siento.
- La gente de este pueblo no piensa lo mismo que tu, normalmente
se acercan a mi por mi dinero y eso no me gusta- dice ella.
- Puede que la gente de este pueblo no sepa diferenciar la
amistad del dinero pero yo estoy aquí para que me ayudes- digo yo.
- Muchas gracias. Empecemos con las matemáticas, para resolver
esta ecuación debes mover este número que esta sumando restando al otro lado
del igual para despejar la x- dice ella.
- Gracias a ti por ayudarme. Entendido, esto de las mates
nunca se me han dado mal porque mi madre es matemática y me ha ayudado siempre-
digo yo.
- Qué suerte tienes de que tus padres siempre estén para
ayudarte, ojala tuviera unos padres tan cercanos- dice ella.
- Es normal porque tus padres tendrán que volar mucho- digo
yo.
- No, no es por eso. Te voy a confesar una cosa que poca gente
sabe, como máximo mi familia. Soy adoptada, mis padres me recogieron de un
centro de acogida cuando era pequeña.
- Tu secreto está a salvo conmigo y si se trata de sinceridad
yo también soy adoptado- digo yo.
Así estuvimos hablando toda la tarde mientras hacíamos nuestros
deberes. Yo aprendía un montón con ella porque es muy inteligente y yo le
contaba historias de mi vida antes de llegar aquí.
Continuará…